100.

Buenas.

Hoy se cumplen 100 días de aquella gran ida de olla que tuve aquella noche.

Mi ida de olla se ha transformado en una nueva vida.

Yo mismo, a día de hoy, sigo flipando de cómo actué aquel día.

Fue instinto. Fueron ganas. Fue un querer.

Y ahora... Pues ahora 100 días después estoy radiante. Con muchas ganas. Con la gran construcción que llevo taaaaaanto tiempo haciendo en uno de sus pequeños puntos fuertes.

Pese al pequeño temor que aún mantengo con uno de mis “Y si...” noto que hay recepción. Es decir. Yo construyo la casa claro, pero también noto a veces que la casa se construye a si misma. Que quiere construirse a si misma.

Eso me libera porque recibo ayuda, recibo un pequeño empujón que me da fuerzas para seguir y seguir construyendo a mis anchas.

El “Y si...” que os comentaba antes sigue siendo el escollo de “el terreno previamente ocupado”. No está del todo superado. Pero bueno, no me canso de decir que me sobra el tiempo. Tengo una meta temporal. Y si las cosas están como están... no tengo de qué preocuparme. Confío en mi. Confío en el trabajo que estoy haciendo.

Reconozco que ahora mismo, 4 de Julio, son días complicados. Dejé a La Casa en su terreno, sola y abandonada. Yo me vine a Villanueva hace ya un tiempo. Hay que trabajar. Pero lo peor de todo es que La Casa se ha desplazado también, desde su terreno a otro sitio, a algo más de 430 KM de mi presencia. Se nota eh? Os lo digo de primera mano.

Y en fin. En resumen. Grandes 100 días. Con altibajos pero grandes todos y cada uno de ellos. Cambio de vida radical. Preocupaciones por otras cosas aumentadas. Ganas de vivir el día a día. Monotonía perdida.

Otro día más.

Un saludo.